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Tiene una voz poderosa y una expresividad única sobre el escenario, capaz de quebrar espejos y llorar frente a su público. Sin duda, Raphael, nació para cantar. Con solo 9 años y tras ganar un concurso en Austria, el chico de Linares ya era reconocido como la mejor voz infantil de Europa. El llamado “Ruiseñor de Linares” quiso desmarcarse del resto de los cantantes españoles y adoptó la grafía de “ph” en su nombre. Así, Raphael daba inicio a una infatigable carrera artística, con más de 50 años de trayectoria.
Pero no todo ha sido alegrías en su camino; desde 1985 el cantante se vería afectado por problemas hepáticos, que se agravarían entrando el año 2000. Con el apoyo de su esposa, la escritora Natalia Figueroa, y acompañado por sus tres hijos, en 2003 ingresa al hospital para recibir un trasplante de hígado. Sus leales fanáticas lo acompañaron día y noche fuera del recinto. La fuerza de Raphael se sintió en su recuperación: fue tan rápida que volvió a los escenarios con una nueva gira llamada “De vuelta”, mientras anunciaba en los medios que empezaba “una segunda vida”.
El año 2010, el monstruo se rindió a los pies del “Er niño de España”: El Festival de Viña de Mar fue el escenario perfecto para celebrar sus 50 años de carrera artística. Inolvidable fue el percance que Raphael sufrió en pleno show, cuando se le cayó un diente mientras cantaba a viva voz. Continuó en lo suyo, con la maestría de un grande, sin opacar su impecable presentación frente a los miles de fanáticos que se encontraban en la Quinta Vergara. El año pasado, se reencontró con su público chileno con su gira “Te llevo en el corazón”. “Es un placer estar una vez más en casa”, dijo el músico mientras era ovacionado una vez más…como siempre.