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Le debemos mucho a este londinense de melena setentera, quien fuera el encargado de abrir la era de los megaenventos en nuestro país.
De joven, Rod Stewart quiso ser futbolista, pero al no conseguir contratos profesionales, comenzó a recorrer Europa guitarra en mano. En Francia lo arrestan por vagancia y el cónsul británico lo hace regresar a Inglaterra, donde comienza a tocar en diversas bandas, entre ellas The Faces, agrupación con la que alternó su carrera en solitario.
En 1978, Rod le grita al mundo que “los rubios lo pasan mejor” y al momento de su llegada a Chile, en 1989, la actitud era la misma: “No pretendo dar mensajes porque no he llevado una vida ejemplar”, comentó poco antes de llegar a nuestro país. El Estadio Nacional casi se vino abajo cuando cantó su éxito, “Forever Young”.
No tuvimos tanta suerte en 2002, cuando nos dejó plantados a solo días de su presentación en el Festival de Viña del Mar. En agosto de 2011, Rod fue abuelo de una niña, luego que su hija la socialité Kimberly Stewart, tuviera una noche de pasión junto al actor Benicio del Toro y en octubre, nuevamente el esquivo Rod nos dejó con ganas, luego que la productora que lo traía cancelara su show por problemas con la Intendencia de Santiago.