Los niños que nacen prematuros –es decir, con menos de 32 semanas de gestación- tienen mayores riesgos de salud que un niño nacido tras 40 semanas de embarazo.
Sin embargo, un nuevo estudio realizado en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatal del Hospital Brigham en Boston señala que esa conexión es aún más profunda: los bebés prematuros incrementan su ritmo cardíaco y regulan su respiración al estar expuestos a las voces y sonidos procedentes de la madre.
En suma si a los pequeños se les ponía una grabación con la voz o el ritmo del corazón de la madre, sufrían menos eventos cardiorrespiratorios graves o recurrentes