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Esta belleza italiana rompió el esquema de la cantante formal, para dar paso a las mujeres que frente al micrófono bailan y sacuden la cabeza, como solo ella lo sabe hacer.
Raffaella Carrà incursiona en el mundo de las artes frente a la pantalla grande. A los 9 años, aparece en su primera película y a los 15 entra al Instituto de Cinematografía, mientras continua con su formación de bailarina.
Tras pequeños papeles en una quincena de películas italianas, Rafaella, siguiendo los pasos de Gina Lollobrigida y Sofia Loren, busca suerte en Estados Unidos, donde será contratada por la prestigiosa 20th Century Fox y graba sus primeras películas hollywoodenses. Pero Los Ángeles no es lo que la Carrà esperaba y decide volver a Italia, llena de ideas, luego de asombrarse con los musicales que ve en Estados Unidos.
Será a su vuelta que Raffaella recibe el ofrecimiento de aparecer en un programa de televisión llamado Canzonissima. Acepta con la condición de usar algunos minutos al aire para hacer lo que quisiera.
El escándalo llega pronto con su desenfadada forma de bailar y su estilo inconfundible… Nacía la Raffaella cantante.
Su fama, hace que los ejecutivos del canal RAI, la dejen como anfitriona del programa afianzándose como una indiscutida estrella. Pero la Carrà, quería demostrar que su fama no era pasajera y comienza a internacionalizar su carrera, primero a España y luego a los países latinoamericanos que aplauden su inhibición y sexy actitud.
Inolvidable fue su participación en el Festival de la Canción de Viña del Mar, versión 1982. Hizo bailar a miles de chilenos con sus éxitos, asombrando con su belleza, revelador vestuario y osadas coreografías. Fue tanto el enamoramiento colectivo por la Carrà, que la italiana es elegida como la primera Reina del Festival, quedando en los anales de este certamen.
Su imagen y actitud la han convertido en un icono de la cultura popular.