No sólo en verano es importante hidratarse tomando agua.
En invierno esta rutina debe continuar, ya que a pesar de que la sed se hace menos evidente, la necesidad de líquido en nuestro organismo se mantiene.
Sólo gracias al consumo de agua podemos limpiarnos de toxinas, controlar la presión sanguínea y regular la temperatura aislándonos del frío.
La clave está en beber dos litros diarios, combinándolos con jugos, sopas e infusiones.
Eso sí, libres de grasa y azúcar.
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