La sal es un arma de doble filo para los amantes de la buena mesa, porque si bien es fundamental para la sazón de los platos puede causar complicados problemas de salud a quienes la consumen en exceso.
Es por eso que hay algunos trucos que puedes incorporar a tu dieta para bajar la cantidad de sal que ingieres. Por ejemplo, preferir aliños como el limón, la pimienta, el vinagre y las hierbas aromáticas –como orégano y perejil- para las ensaladas.
También saltear las verduras antes de comerlas les da mucho más sabor, haciendo menos necesaria la sal.
Y pon atención a embutidos y comidas en conserva, que suelen tener mucho sodio.