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Ayer, al mediodía, falleció a los 74 años un mendocino que nos dejó canciones y películas inolvidables: Leonardo Favio.
Nacido con el nombre de Fuad Jorge Jury, creció en un barrio humilde luego del abandono de su padre, pasando gran parte de su infancia internado.
Estuvo en la cárcel por robos menores, fue seminarista y marino, hasta que encontró su lugar como extra en los radioteatros que su madre escribía.
Sería en 1968, paralelo a su carrera como director de cine, que Favio graba su disco debut “Fuiste mía un verano”, convirtiéndose en uno de los precursores de la balada romántica latinoamericana, pero su adhesión acérrima a Perón lo llevó a ser exiliado en 1976.
Los misterios en torno a su débil salud siempre fueron noticia.
Desde el año 2008, como consecuencia de una Hepatitis C, padeció polineuritis melaminosa, enfermedad que ataca los músculos y causa la perdida de sensibilidad.
En septiembre pasado Favio fue internado en Buenos Aires por un complejo cuadro de neumonía y ayer, al mediodía, falleció.
La última vez que se le vio en público fue en agosto, en la Cámara de Diputados de su país, cuando se le otorgó el “Diploma de Honor Presidente Néstor Kirchner”.