Un equipo de investigadores australianos abordó el fenómeno, comparando la salud y estado emocional de madres primerizas de 20 años, versus un grupo cercano a los 40, que también enfrentaban por primera vez el desafío de la maternidad.
¿Los resultados?
Ambos grupos se mantuvieron igualmente saludables, sin importar la edad; pero las mujeres mayores de 37 años se presentaban más ansiosas sobre el estado del bebé antes de nacer.
Además, las madres más jóvenes eran más positivas sobre los cambios en sus cuerpos.