Durante años, el huevo fue considerado un alimento dañino debido al contenido de colesterol que se concentra en la yema y que se asociaba a posibles enfermedades cardiovasculares. Pero ese mito ha ido quedando atrás porque expertos en nutrición han determinado que los huevos sólo tienen un efecto pequeño y clínicamente insignificante en el colesterol de la sangre, y lo que resulta realmente perjudicial para la salud son las grasas saturadas. Incluso la Fundación Británica del Corazón quitó su recomendación de limitar el consumo semanal a tres o cuatro huevos, señalando que la mayoría de la gente con una dieta sana no debe restringir su consumo.