De acuerdo a los principios de la reflexología, las emociones se reflejan en el organismo, y especialmente en el rostro.
Por eso, cuando la piel está sometida a constante estrés, pierde color y luminosidad por falta de vitaminas e hidratación.
En cambio sentimientos como la alegría quitan la sensación de tener el rostro contraído, alisando y relajando los músculos, y entregando luminosidad.
Por lo mismo, el ejercicio y la actividad física son excelentes maneras de mantener la piel “feliz”…