La actriz estadounidense Shirley Temple, una de las estrellas infantiles más recordadas de Hollywood, falleció hoy a los 85 años.
Famosa por su incursión en el celuloide, llegó muy temprano, apenas a los 7 años ganó un Oscar.
En su carrera se destacó como cantante, bailarina y actriz, actuando con una treintena de películas.
Fue reconocida por su facilidad para realizar coreografías de tap, las cuales podía ejecutar sin fallas antes de cumplir cinco años.
Sus cintas más importantes fueron «Ricitos de oro» y «La pequeña rebelde».
Temple se casó a los 17 años. Su marido, John Agar, era un soldado que comenzó a trabajar como actor. Junto a él tuvo una hija a la que pusieron el nombre de Linda Susan. La pareja se divorció a finales de 1949.
Entre su divorcio y su siguiente noviazgo pasaron poco más de dos meses. Durante unas vacaciones en Hawai, la actriz volvió a encontrar el amor en un ejecutivo llamado Charles Alden Black, con quién tuvo dos hijos: Charles y Lori.
No obstante, su faceta menos conocida, su interés por la política le entregó varias satisfacciones. Entre sus cargos ejecutivos se encuentran varios puestos diplomáticos, y sirvió a Estados Unidos como delegada del país en muchas conferencias y cumbres a nivel internacional.
En 1969, Richard Nixon la nombró delegada de las Naciones Unidas. Luego se convirtió en la primera mujer jefa de protocolo de EE.UU..
Pero ella misma confesó que fue su trabajo como embajadora en Checoslovaquia la labor que más satisfacción trajo profesionalmente: «Fue el mejor trabajo que tuve en toda mi vida», confesó Temple, que fue testigo presencial de la Revolución de Terciopelo.