Seguramente te ha tocado más de una vez: almorzar frente al computador es una costumbre cada día más común.
La falta de tiempo y las ganas de terminar más rápido una tarea encomendada, hace que engullamos algo pequeño y evitemos salir a comer fuera de la oficina.
No obstante, a pesar que el menú es casi siempre un sándwich, un estudio publicado en la Revista Americana de Nutrición Clínica afirma que este hábito aumenta nuestras ganas de comer más, y sobre todo, fomenta el consumo de alimentos dulces.
Según los autores, quienes comen frente al computador tienen recuerdos confusos de lo ingerido, lo que sugiere que distracciones como la televisión o la pantalla del notebook alteran la percepción de la comida aumentando la sensación de apetito…