La piel de los párpados es la más delicada de todo el cuerpo.
Si no recibe los cuidados que merece, se deteriorará más rápido que otras zonas… sin embargo, puedes cuidarlos con sencillos pasos.
Limpia tus párpados todas las noches con un algodón empapado en agua de manzanilla, o en agua termal, con movimientos muy suaves.
Elige maquillaje basado en productos naturales, que permitan que tu piel respire.
Humecta tus párpados con una gota de aceite de almendras o de sésamo en un algodón.
Y de vez en cuando aplica unas rebanadas de pepino sobre los ojos, para refrescar la piel y borrar las huellas del cansancio en el rostro.