Todos los objetos que usas cotidianamente tienen un tiempo de vida útil, y si lo respetas, cuidarás tu salud y la de tu familia.
Por ejemplo, los cepillos de dientes deben ser cambiados al menos cada tres meses, ya que después de ese tiempo las cerdas pierden su fuerza, y además comienzan a aparecer gérmenes.
El cepillo de pelo puede durar años, pero es importante lavarlo con agua caliente al menos dos veces al mes.
Y el protector solar no dura más de un año si está abierto, ya que durante el tiempo de guardado suele albergar bacterias que pueden afectar la piel.