En los últimos años han aumentado los casos de miopía en niños y adultos, y todo indica que no es por causas genéticas… De hecho, un estudio hecho en Canadá detectó que, entre la población esquimal, los adultos mayores no necesitaban anteojos, pero el 10 por ciento de niños y jóvenes sí los usaba. La explicación que se dio es que las nuevas generaciones pasan más tiempo en lugares interiores, enfocando objetos cercanos. Por eso, el ojo pierde el ejercicio de la visión a distancia. Además, la luz de interior tiende a ser rojiza, y como este color se detecta al fondo del ojo, el globo ocular se deforma para procesarla mejor. Ahí está el origen de la miopía. En conclusión: la vida al aire libre y menos uso de pantallas durante la infancia, ayuda a evitar el uso de anteojos en la adultez.