Un estudio echó por tierra la idea de que las embarazadas no pueden comer pescado, por la creencia de que el mercurio puede dañar el cerebro del feto. Al contrario, se observó que el Omega 3 y otros ácidos grasos propios del pescado contrarrestaban el efecto del mercurio, al fortalecer el desarrollo neuronal del bebé. Esta investigación analizó a más de mil 200 madres que comieron al menos 12 porciones de pescado a la semana durante el embarazo. Los bebés crecieron completamente sanos. Este análisis fue publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition.