Tomar y conducir no es compatible. Pero hay gente que piensa que, si duermen una siesta antes de manejar, la cabeza se despeja y los efectos del trago desaparecen.
Falso. El sueño no tiene ninguna relación con la metabolización del alcohol. De hecho, un cuarto de litro de vino se demora entre cinco y ocho horas en eliminarse de la sangre, por lo mismo, de nada sirve esperar un par de horas después de la última copa para manejar. El alcohol seguirá ahí.
Tomar café tampoco tiene efectos sobre la concentración de alcohol en el organismo. Por eso sólo hay que hacer caso a la famosa frase: “Si vas a tomar pasa las llaves”.