Cada año se producen en el mundo alrededor de 1.400.000 nuevos casos de cáncer de mama y fallecen cerca de 450 mil mujeres a causa de este mal, razón por la cual es primordial su detección precoz para tratarlo a tiempo.
Así es como el equipamiento y tecnología han evolucionado a lo largo de las décadas, desde la mamografía convencional, pasando por la mamografía digital, hasta introducir en los últimos años la mamografía 3D.
«Con estos exámenes hay una mayor seguridad en el resultado, porque tiene alrededor de un 20% de mayor sensibilidad que una mamografía normal«, señaló la doctora Evelyn Ebensperger, directora del Centro de Diagnóstico Pilar Gazmuri.
Este tipo de exámenes ayuda, asimismo, a pesquisar la enfermedad en mamas que son más densas y en las que es más difícil detectar un cáncer con métodos tradicionales.
«Básicamente, la tecnología 3D permite una mejor visibilidad de las lesiones y una mejor caracterización, a diferencia de una mamografía tradicional, ya que, en una mama muy densa, la sensibilidad baja incluso hasta un 40% la detección de un cáncer», detalló.