Brian Little es doctor en Psicología de la Universidad de California y uno de los expositores en el Congreso Futuro, que se está llevando a cabo en Chile. El académico sorprendió a los presentes con una simple pregunta: «¿Se habían dado cuenta que para los adultos es casi imposible lamerse el codo?»
La pregunta descolocó a varios, pero fue una interesante forma para introducir al público en OCEAN, el acrónimo con el que se resume el comportamiento y las personalidades del ser humano.
Según Little, existen cinco tipos de personalidades: Openness (abiertos), Conscientiousousness (conscientes), Extroversion (extrovertidos), Agreableness (amables) y Neuroticism (neuróticos). El académico señala que el ejercicio del codo puede dar luces sobre en qué grupo se puede situar a cada persona.
Tipos de personalidad
Las personas de personalidad «abierta» están dispuestos a probar nuevas experiencias y son generalmente de espíritu aventurero. «Son personas alegres, positivas, pero también dispuestas a vivir experiencias negativas. Estos individuos son los que probablemente van a tratar de lamer su codo», dijo.
Sobre las personas con personalidad «consciente», Little dijo que son aquellos que hacen planes y se mantienen en ellos. «Logran hacer las cosas a tiempo. Son confiables. Quizás no han tratado lamerse el codo, pero tomaron nota de ello: ‘cuando llegue a casa tengo que revisar la anécdota del codo'».
Los extrovertidos son las que pueden venir de encuentros sociales o cosas emocionantes, por ejemplo. Para interactuar, les agrada pararse cerca del otro y buscan contacto visual. «Quizás no sólo han lamido su codo, sino que también han tratado y han logrado lamer el codo del que está a su lado».
Además, Little dice que las personas «amables», «posiblemente no han lamido su codo, pero están felices de ver a otros hacerlo. Son empáticos, trabajan bien en equipo y evitan el conflicto».
Los «neuróticos» son, según Little, personas que tienden a experimentar ansiedad, depresión y vulnerabilidad. «Posiblemente ni siquiera trataron de lamerse el codo y se cuestionaron, ‘¿por qué no puedo ni siquiera intentar lamerme el codo? ¿Hay algo malo conmigo?'»