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Estos son los cinco momentos que marcaron la infancia de Lady Di

La princesa Diana fue una de las figuras de la realeza más queridas por el pueblo. Y es que su carisma y cercanía, conquistaron a todos.

Sin duda, la princesa Diana fue una de las figuras de la realeza más queridas por el pueblo. Y es que su carisma y cercanía, conquistaron a todos los ingleses.

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Lady Di no solo tuvo una muerte trágica, sino que desde su infancia estuvo sometida a un ambiente tenso. Por eso su personalidad no siempre fue un método de defensa ante el desprecio de la familia real.

Y es que su vida como parte de la familia Spencer fue igual de dificil que ser parte de la realeza británica. Así, vivía aislada e inestable tanto o más que cuando se casó con el príncipe Carlos.

Uno de los hechos que la marcó desde su infancia es que sus padres se decepcionaron de que fuera niña. Cuando Diana nació en 1961, fue la cuarta de cinco hijos. Los Spencer esperaban que naciera un niño que llevara la línea familiar. De hecho, se demoraron una semana en elegir el nombre Diana Frances, por la gran desdicha.

Desde ahí surgió un problema que la acompañaría hasta el último día de su vida: Inestabilidad constante. La presión de no tener un heredero y la muerte de su hermano mayor un año antes a su nacimiento provocaron que en el castillo de Diana se volviera un lugar frío. La falta de comunicación, en la familia aumentó toda esta inseguridad.

La poca atención de sus padres la mantuvo al constante cuidado de sus niñeras. Pero estas cuidadoras cambiaban constantemente debido a las bromas y desobediencia de Diana.  De hecho, ella le confesó a Andrew Morton que a menudo tiraban la ropa de la niñera por la ventana. Debido a a la gran falta de comunicación, con sus hermanos pensaron que las niñeras eran una amenaza para su madre.

Tras todos estos problemas, la comida se volvió su mejor amiga. A pesar de que Lady Di, sufrió de anorexia cuando era una adulta joven, cuando pequeña comía en exceso. Así le confesó a Morton, que durante su adolescencia ella «comió y comió y comió».  Tan así era la situación que sus propios compañeros la incitaban a comer en grandes cantidades.

Pero no todo era negativo, ya que también recibió un gran cariño de parte de su hermana mayor, a la cual idolatraba. «Solía ​​lavar todo su ropa cuando regresaba de la escuela. Empacaba su mochila, hacía su cama y su habitación… Lo hice todo y pensaba que era maravilloso hacerlo para ella», dijo Diana al autor de su libro.

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