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Los 34 años es el fin biológico de la juventud y el inicio de la mejor etapa

Un estudio realizado por la Universidad de Stanford, concretó los 34 años como el fin biológico de la juventud.

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Si ya tocas los 34 años, debes saber que has llegado a la cumbre donde termina la juventud y comienza la vejez biológica. Un estudio realizado por la Universidad de Stanford, según la reseña del diario El País de España, concretó esta edad como el fin biológico de la juventud.

El estudio pretende tocar los límites de la vitalidad física máxima para poder enfrentar los estragos del tiempo, la gravedad y los golpes de la vida. Como sabemos, el envejecimiento es progresivo y su llegada poco detectable.

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Sin embargo, esta información no es para alarmarse, pues la ciencia quiso precisar este momento para poder controlar los efectos del paso del tiempo en el organismo y saber en qué momento es preciso aplicar terapias o complementos que permitan conservar por más tiempo las condiciones físicas que se perderían si dejamos todo a la suerte.

La investigación se basa en la proteínas de los individuos: “La identificación de proteínas que promueven o antagonizan el envejecimiento en diferentes etapas de la vida podría conducir a terapias más específicas y a otras de tipo preventivo”.

Los científicos trabajaron con una muestra de 4.300 personas, a quienes se les tomaron muestras sanguíneas para conocer el estado de 373 proteínas. Como la muestra fue variada en edad, es decir, que trabajaron con voluntarios entre los 18 y los 95 años, apreciaron un comportamiento más o menos uniforme que los dejó sorprendidos.

Encontraron tres momentos en los que el plasma presentaba cambios: a los 34 años, a los 60 y a los 78 años. De esta manera, los resultados fueron claros para el equipo que tras las tres primeras décadas de vida comenzaba un descenso en estas sustancias.

Luego, en los dos bloques etarios se encontraron manifestaciones claras de lo que llamamos “la tercera edad”, por ejemplo, a los 60 años se encontraron claros daños físicos y la aparición en algunos casos de tipo cognitivo. Luego, a partir de los 78 años, es más clara la baja de la masa ósea, una pérdida de la capacidad funcional de los órganos y es más numeroso el daño cognitivo.

Otro dato importante es que las mujeres suelen ser más longevas que los hombres, ya que su cantidad de absorción y manutención proteica dentro del cuerpo las hace más aptas. Una ventaja bastante amplia con respecto a los hombres, quienes suelen perder sus energías más rápidos.

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