Solo queda un mes para que los duques de Sussex abandonen, de forma oficial, sus derechos y deberes como miembros senior de la Familia Real británica. El próximo 31 de marzo será el último día en la agenda monárquica de Harry y Meghan Markle y también, de su hijo Archie, con el que la pareja ya comenzó a dejar ver sus intenciones al decidir que no ostentará ningún título.
Fue en enero cuando la pareja anunció que iban a dar un paso atrás como miembros de la realeza británica, una determinación causada por la difícil adaptación de la exactriz a la familia y por la constante exposición a los medios, de los que Markle aseguró saber que le destrozarían la vida.
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Esta decisión, disgustó desde un primer momento a la reina Isabel II, a pesar de que su nieto aseguró que, aunque tanto él como su pareja iban a trabajar para ser financieramente independientes, seguirían apoyando a la monarca.
Pero como buena abuela, Isabel II respetó la decisión de la pareja, aunque les impuso una serie de exigencias para consumar el «Megxit», como popularmente se conoce a la salida de ambos de la familia real británica.
Unas peticiones que no han sentando nada bien a la duquesa, entre las que se incluye la prohibición de usar la marca «royals», a partir de ahora.
Por su parte, y tras conocer la decisión de la monarca, los duques de Sussex emitieron un comunicado donde mostraron su desacuerdo. En él, afirmaron acatar la decisión, pero aseguraron haber recibido un trato injusto como miembros de los Windsor y declararon que el término «royal» no pertenece a Isabel II.