Este 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco, fecha en la que se reflexiona sobre los daños que causa este mal hábito.
En los últimos años hemos tomado cada vez mayor consciencia respecto a los efectos del tabaco; entendiendo que representa un factor de riesgo para diversas enfermedades.
Según el último informe de la Organización Panamericana de la Salud; Chile es el país con mayor prevalencia al consumo de tabaco (38,7%) entre los países de América; lo que deriva en múltiples efectos para nuestra calidad de vida.
Tabaco y Covid-19
El tabaquismo es la principal causa de cáncer de pulmón. “No existe un nivel de tabaquismo exento de riesgo. A partir de un cigarrillo al día aumenta inmediatamente la incidencia de cáncer. Es importante señalar que los filtros ligth o ultra ligth no tienen ningún efecto real”; señaló Mildred Mayr, enfermera de Grupo Medical.
Además, según la OMS, diversos estudios han concluido que los fumadores tienen mayor probabilidad de desarrollar síntomas graves y fallecer a causa del Covid-19.
La toxicidad del humo del tabaco afecta la biopelícula protectora de los pulmones; lo que daña el mecanismo natural del órgano para librar la batalla contra el Covid-19 y empeora los síntomas respiratorios.
La profesional de la salud señala que “el humo del tabaco es particularmente nocivo con los pulmones, ya que produce irritación en las vías respiratorias y disminuye la capacidad pulmonar”.
De acuerdo a Mayr, estudios realizados en Europa y EEUU muestran la asociación que existe entre el tabaquismo y el Covid-19: “Hay estudios histológicos e inmunológicos que han evidenciado que un tipo de receptor de nuestro sistema inmunológico es clave en la respuesta inmune frente a la nicotina, que sirve de anclaje del SARS-CoV-2019. Esto quiere decir que la nicotina deja expuestos estos receptores, los que se fijan o unen con más fuerza al coronavirus, aumentando la gravedad de la infección pulmonar”.
El consumo del cigarro tiene efectos que van más allá de los daños que se le pueda causar a los pulmones. “Hay investigaciones que han demostrado que hasta el cerebro se ve afectado por el tabaquismo. A largo plazo, el hábito de fumar comienza a afectar la capacidad de resolver problemas y tomar decisiones, e incluso puede acelerar el proceso de envejecimiento del cerebro”, argumentó Mayr quien agregó que “fumar es malo, fumar con Covid-19 es aún peor”.
Deterioro en el sueño
Fumar no solo trae problemas y enfermedades nocivas para nuestra salud, sino que también afecta la calidad del sueño y reduce el descanso nocturno.
Según Maury Bracho, especialista broncopulmonar de Clínica Somno; el consumo de tabaco no solo aumenta el riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular o cáncer; sino que también disminuye nuestra calidad de vida al producir un deterioro considerable en el sueño.
“El tabaquismo se asocia a un mayor cansancio diurno al generar mayores dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormidos. Si se trata a tiempo, se pueden prevenir problemas como la apnea obstructiva del sueño, el insomnio y los ronquidos”, explica.
Los trastornos del sueño tienen efecto directo en la salud metabólica de las personas; además de afectar su productividad, rendimiento físico y aumentar los riesgos de accidentes automovilísticos.
Por lo mismo, dejar de consumir tabaco trae consigo múltiples beneficios que mejoran la calidad de vida; no solo del fumador; sino también de quienes lo rodean.
“Dejar de fumar es posible y tiene múltiples beneficios para llevar una mejor calidad de vida. Para aquellos que tienen dificultad para dejar de fumar y tienen un mal dormir, se les recomienda evitar el tabaquismo; o en su defecto fumar el último cigarro tres horas antes de irse a dormir”.
Desde Clínica Somno recuerdan que el consumo de cigarro facilita el trastorno del sueño más grave: las apneas. Por esto, eliminar o bajar su consumo ayuda a evitar pausas respiratorias mientras dormimos debidas al colapso total, o casi total, de la vía aérea superior.
Además, el tabaquismo irrita la nariz y la garganta, generando mayor congestión nasal; lo que conlleva a una mayor frecuencia de ronquidos.
En general, roncar es un trastorno del sueño y en muchas personas se acompañan de apneas; por lo que disminuir el consumo de tabaco ayuda a evitar esta enfermedad a largo plazo y mejorar nuestro descanso nocturno.
Claves para dejar el tabaco
La Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) recomienda informarse; educar a los menores de edad para que eviten el tabaco y buscar ayuda profesional para lograr una abstinencia estable; detallándolo de la siguiente forma:
Educar: Las encuestas realizadas en Chile han mostrado un inicio del consumo a los 13 años.
Es importante educar a niños y jóvenes respecto de las consecuencias que trae adquirir este hábito; tales como enfermedades y riesgos para la salud de quienes nos rodean; ya que cuanto más joven se empieza a fumar, mayores serán las posibilidades de adicción.
Informarse: La nicotina se convierte rápidamente en parte de la rutina diaria y se conecta con los hábitos y sentimientos; lo que implica que para muchos es muy difícil eliminarla.
Una buena manera de partir es informarse respecto de los riesgos que conlleva esto; ya que para superar la adicción es necesario ser consciente de los factores desencadenantes y consecuencias, y trabajar en un plan para enfrentarlos.
Buscar ayuda profesional: La mayoría de los fumadores realizan muchos intentos para dejar de fumar antes de lograr una abstinencia estable y a largo plazo.
Por esto, si es necesario pedir ayuda a un especialista en el tratamiento del tabaquismo hay que hacerlo; esto para desarrollar un tratamiento de medicamentos y asesoramiento de salud mental, aumentando así la posibilidad de eficacia.
Independientemente del tiempo que la persona haya fumado, dejar de hacerlo puede mejorar significativamente la salud.
Así, el riesgo de accidente cerebrovascular corresponde al de un no fumador entre 5 y 15 años después de dejar de fumar, mientras que en 10 años, el riesgo de cáncer de pulmón disminuye hasta ser el 50% del de un fumador.
Por esto, es importante sensibilizar a la población y disminuir la prevalencia del consumo.