La celebración del Día de la Madre siempre ha estado marcada por la ausencia de nuestros seres queridos. Pero este año, en el cual se han perdido miles de vida por el Coronavirus, esa falta se siente mucho más.
De acuerdo al especialista en Trauma Complejo del desarrollo, Hugo Huerta, la pandemia ha cambiado como las personas viven el duelo de la pérdida, debido a las restricciones de movilidad.
Esto, ya que “se dificultan los momentos que acompañan tradicionalmente nuestros duelos, como lo son las misas, velorios y funerales. Dejando la sensación de insatisfacción de las personas para tener un espacio de duelo”.
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¿Cómo aceptar el dolor y la pérdida?
Ya sea tu madre, tu abuela o aquella mujer que tomó el rol de la crianza en tu vida, la mejor forma de convivir con esta ausencia es aceptar y recibir el dolor. De acuerdo al medio Fmdos, con el paso del tiempo, esto se transformará y nos permitirá aprender a vivir con él.
De acuerdo al especialista, hay que “ver al dolor como un signo de nuestra humanidad. Sentimos la pérdida porque somos capaces de amar. El duelo es un proceso de desapego, de desconexión de nuestra mente y cuerpo con aquella persona que ya no está físicamente y que no volveremos a ver”.
Por esto, es importante no saltarse esta etapa. Se debe aprender a conectar con lo que sucede a nuestro alrededor. Entender que es un proceso que toma tiempo, que habrá momentos de tristeza, rabia o desolación, para finalmente sanar.
Un Día de las Madres recordando a quienes ya partieron
Para muchas personas, el festejo de esta fecha significa ir a visitar el cementerio y compartir con quienes ya no están. Algo imposible de hacer en la actualidad.
Hugo Huerta recomienda reemplazar este ritual por uno que sea significativo. “Hacer un espacio y tiempo en el hogar, donde honremos su memoria y contemos sus historias. Esta es una muy buena forma de conexión, porque así sintonizamos con la vida, recuerdos y emociones de esa persona que físicamente ya no está”.
Esto lo podemos hacer a través de una caja de recuerdos que podamos disfrutar con frecuencia y que nos permita conectar con nuestros seres queridos fallecidos.
El momento del cierre
El duelo es un proceso complicado, y cada persona tiene un tiempo especial para sanar. Sin embargo, hay que tener cuidado cuando el duelo comienza a invadir nuestro espacio personal y no nos permite vivir nuestra vida.
Es en este momento en el que debemos pedir ayuda a un especialista para mantenernos en observación. Especialmente si ha pasado más de un año desde el suceso, ya que esto se consideraría un duelo patológico o problemático.
El psicólogo, especialista en Trauma Complejo del desarrollo, sugiere dos consejos fundamentales.
1. Reconocer y vivir el duelo
Permitiendo expresar los sentimientos a través de diferentes formas. Pueden ser recuerdos, elaboraciones artísticas o dialogar con nuestros seres queridos sobre lo que ha sucedido.
2. Adoptar una mentalidad de crecimiento
Puedes ver esta experiencia como una oportunidad de crecimiento, para aprender cosas nuevas. «Desde ahí podemos fortalecernos y también estrechar lazos e incluso sanar los vínculos con la persona fallecida. Esto aunque parezca tardío abre un nuevo espacio de relación con la persona que aunque ya no esté, de algún modo nos acompaña en nuestros recuerdos», concluye el profesional.