La papada es uno de los problemas estéticos que en los últimos años han sido parte de procedimientos para quitarla o disminuirla, especialmente para nosotras.
Sin embargo, esta acumulación de grasa o descolgamiento de la piel, puede tener directa relación con padecimientos al corazón.
De acuerdo a una investigación realizada por la Universidad de Granada; la acumulación de grasa en la zona del cuello “es un factor de adiposidad central y total, riesgo cardiometabólico y perfil inflamatorio en adultos jóvenes sedentarios”.
En un comunicado de dicha universidad; una de las investigadoras, María José Arias Téllez, explica que “varios informes han mostrado que la acumulación de grasa en el cuello; tanto depósitos superficiales como la papada como los depósitos más profundos, situados entre músculos y alrededor de las vértebras cervicales; aumenta de forma directamente proporcional al peso o adiposidad del sujeto; siguiendo patrones específicos de acumulación, según el sexo”.
No obstante, según arrojó el estudio, la papada también estaría relacionada con la propensión a presentar diabetes tipo 2 o alguna otra enfermedad cardiovascular.
Francisco Miguel Acosta Manzano, otro de los autores, señaló en el mismo comunicado que; “es necesario investigar el tejido adiposo del cuello en mayor profundidad; para entender su rol patogénico en la obesidad y comorbilidades asociadas, así como entender su importancia biológica”.
Además, agregó que “apenas tenemos conocimiento acerca de las características morfológicas o moleculares de los adipocitos de estos depósitos; por lo que la implementación de estudios básicos será necesaria”.
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Tipos de papada
Si bien la papada suele asociarse a personas con obesidad, quienes son de contextura delgada también pueden tenerla.
Este “doble mentón puede aparecer por diversos motivos, como puede ser la genética, los daños del sol, o el abuso del teléfono móvil o la tablet con una mala postura de cuello, el conocido como text neck, entre otros”, según explica el sitio Web Consultas.
Sin embargo, es importante conocer qué tipo de papada tienes antes de realizar cualquier tratamiento de reducción.
De acuerdo a la doctora Petra Vega, “una de ellas se produce por la pérdida de elasticidad de la piel de debajo del mentón, muy común en las personas mayores y en aquellos que han perdido peso de manera muy rápida”, señala a Web Consultas.
“Otra se debe a una acumulación de tejido adiposo en esta zona, es decir, grasa, que suele observarse en la gente con sobrepeso; especialmente cuando bajan la cabeza; y, por último, una pérdida de fuerza en el músculo del mentón por lo que se descuelga”, indica.
Para poder diferenciarlas, la especialista sostiene que “basta con la exploración del médico; si puede pellizcar de manera abultada la papada será grasa; si se desliza fácilmente al agarrar la zona de debajo de la mandíbula será un exceso de piel; y si las bandas platismales (las líneas que van desde el mentón hasta las clavículas) se marcan más con algunos movimientos, corresponderá a un problema muscular”.
¿Cómo se puede disminuir?
Para poder reducirla, no es únicamente necesario someterse a una cirugía. De acuerdo al sitio Mejor Con Salud, “la solución podría pasar por dedicar 10 minutos diarios a ciertos ejercicios y mantener hábitos saludables”.
Algunos de estos ejercicios son, por ejemplo, mover el cuello en diferentes direcciones.
“Sentados o de pie, llevamos la mirada y la cabeza hacia el abajo, bajando la barbilla, y cuando estemos al límite, frunciremos los labios manteniendo la posición durante unos segundos. Luego, estiraremos todo el cuello”, señala la especialista
También se puede utilizar una pelota del tamaño de una de tenis, la cual se debe presionar desde el mentón hasta el cuello deslizándola suavemente. “Con esto lograremos fortalecer la parte más flácida”.
Además de ejercicios, mantener una dieta libre de grasas que aporten más volumen a la papada también es importante, por lo que se recomienda una dieta saludable y balanceada.