Desde que se inicio la pandemia, diversos han sido los cambios que hemos tenido que hacer en nuestras vidas, adaptándonos a nuevas formas de vivir.
Sin embargo, la llegada del Coronavirus también significó un deterioro en nuestra salud física y metal. Por esto, es muy importante trabajar el daño que nos ha provocado la pandemia; pero no solo a nosotros los adultos, si no también a los niños.
Conversamos con Francisco Flores, psicólogo y director de la ONG Mente Sana, quien nos recalcó la importancia de volver a vincular con los otros.
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¿Conectar o vincular?
Al ser un trabajador de la salud, Francisco Flores a visibilizado en primera persona el cómo la pandemia nos ha afectado, por eso destaca la importancia de reestablecer vínculos.
«Hoy día estamos viviendo una etapa de desconfinamiento, que no sabemos si esto es un paréntesis o un periodo en el que progresivamente iremos tomando una cierta normalidad; pero ha sido un período de desconfinamiento bastante extenso».
Más de un año a transcurrido desde el incio de la cuarentena y desde entonces, nuestras vidas giran en torno a una pantalla. «Ha operado en torno a la virtualidad y por supuesto que eso trae algunas consecuencias en nuestra salud mental; por eso salir de cuarentena con los cuidados correspondientes nos permite, de alguna forma, recobrar ciertas rutinas. Ahí es importante volver, a los círculos afectivos y las conversaciones cara a cara, de esa forma nos permite restablecer los vínculos sociales».
Francisco Flores explica que lo opuesto el vínculo social, en este tiempo, han sido las conexiones. «Entre estar conectado y estar vinculados efectivamente hay una diferencia». Por esto, el psicólogo comenta que a este periodo le han denominado ‘Normovirtualidad’.
Sin embargo, se recalca que no hay que olvidar la habilidad de establecer vínculos sociales. Estos «no nos permiten olvidar valores como la empatía o la solidaridad, que son cosas que en el mundo virtual es más difícil de establecer»
Los niños necesitan jugar
Como ya mencionamos, el confinamiento a afectado a muchos niños al rededor del mundo, quienes no han tenido la oportunidad de compartir con sus pares.
Durante el año pasado y este año, miles de niños ingresaron por primera vez al colegio, y no han conocido a sus compañeros; solo a través de una pantalla o con una mascarilla.
Ante esto, Francisco Flores nos habla de lo que se ha nominado como el síndrome de la Cara Vacía, el cual se crea para identificar lo que estamos viviendo; no para patologizar, si no para comprender esta vivencia con el Coronavirus.
«Con los niños es importante poder restablecer, de alguna forma rápida, la necesidad de los juegos. Hoy día lo que menos vemos en las calles o en los parques es niños jugando, y cuando sí los vemos nos sorprende. El juego para el niño es una cierta simulación para aprender a establecer relaciones afectivas, relaciones con otros, relaciones con sus iguales».
Sabemos que para los padres pensar en sacar a sus hijos es complejo, por eso, el psicólogo dice que «más que entender esto como una responsabilidad y una nueva obligación, debe haber una comprensión de la importancia en que los niños puedan restablecer los juegos».
Y agrega que «esto también va para los adultos, no los juegos, pero si el contacto afectivo. Hay una necesidad que el cuerpo manifiesta de la posibilidad de restablecer ese contacto afectivo».
Ya no nos desconectamos
Gran parte de la población, al iniciar las cuarentenas, comenzaron con el teletrabajo, sin embargo, quedarse en casa significo una carga mucho mas grande. Mucha gente siente que con esta modalidad se cansa más y se rinde menos, no hay una separación de tiempos.
Francisco Flores nos explica que efectivamente «las herramientas tecnológicas lo que permiten es que uno se pueda conectar en cualquier momento, en cualquier lugar, y en cualquier horario. No hay una rutina que establece esta separación de trabajo y ocio».
De acuerdo al psicólogo, lo primero es hacerse cargo como país, estableciendo una nueva normativa respecto al teletrabajo. Además, los empleadores deben tener una conciencia sobre nuestra situación actual.
«Incluso antes de la pandemia se estaba conversando sobre que los contactos vía WhatsApp fueran hasta un cierto horario, porque había gente a la que le hablaban fuera de su horario en el trabajo».
Francisco comenta que lo mas recomendable es establecer una rutina para diferenciar las jornadas. «Establecer diferencias entre mañana y noche, horario laborar y oseo, y fin de semana y días de trabajo; ir estableciendo pequeñas rutinas que nos permitan reconocer un espacio de otro«.
Síndrome de La Cabaña y el miedo a salir
Luego de haber establecido una rutina en casa y haberse acostumbrado a esta, algunas personas comienzan a desarrollar el Síndrome de La Cabaña; ya no quieren salir de la casa.
En estos casos, el mayor predominante es el temor a contagiarse, por lo que las personas prefieren quedarse en su zona segura. Sin embargo, es importante establecer una diferencia entre temor y miedo.
«El temor es una expectativa que, podríamos decir, no tiene objeto. Es un poco difusa, en que todo se puede convertir en algo amenazante y todo puede ser asumido en una fuente de contagio» explica Francisco Flores.
Por otro lado, «el miedo es lo que nos permite mantener una actitud vigilante ante ciertas situaciones. El miedo es algo en lo cual si hay un objeto, lo tenemos en situaciones determinadas».
El psicólogo explica que el miedo nos permite orientarnos, y a tener un mayor autocuidado. Acciones como el vacunarse, el lavado de manos y mantener los ambientes aireados van ligados a este estado de alerta en el que el miedo nos hace estar.
Por esto, es importante diferenciar una situación de temor y una de miedo.