La historia de Sarah Shellenberger no está exenta de particularidades, enfrentó hace poco más de un año la partida de su esposo, con quien estaban intentando ser padres, finalmente el sueño de ambos fue cumplido por ella.
La increíble historia de Sarah
Sarah Shellenberger, de Oklahoma Estados Unidos, logró gracias a los avances de la ciencia seguir el tratamiento de fecundación in vitro; que había iniciado con su esposo Scott Shellenberger el 2019.
Ambos eran profesores, Scott trabajaba en la universidad y tras meses de relación formalizaron su vínculo. Se conocían desde la universidad (Southern Nazarene University), pero fue a través de Facebook el 2017, cuando él se animó a contactarla contrayendo matrimonio un año más tarde.
Todo marchaba de forma correcta, hasta que su esposo Scott sufrió un paro cardíaco mientras daba clases en la universidad; situación que le costó la vida a sus 41 años.
Meses antes
La pareja había viajado a Barbados para iniciar el proceso de fecundación, el cual tenía un costo económico menor que en Estados Unidos, motivo del viaje. La primera parte del proceso había sido todo un éxito, lograron congelar embriones que servirían para poder ser padres, lamentablemente a raíz del accidente de su esposo, todo quedó en nada.
Meses después recibió un llamado de la clínica para confirmar que había un embrión más viable. Poder concretar el proceso que había iniciado con Scott, era todo un sueño.
En declaraciones al diario ingles The Mirror, reconoció lo doloroso de saber que él jamás conocería a su bebe. Pero al menos lograrían hacerlo realidad, y que mejor que tener el nombre del bebe listo.
“Descubrimos poco antes de Navidad que era un niño. Scott y yo pudimos elegir nombres antes de que muriera y eso fue realmente significativo”.
El hijo de Scott Shellenberger
14 meses pasaron para que Sarah pudiera dar a luz a Hayes, su primer hijo.
«Es agridulce porque sé que Scott hubiera estado enamorado de él y es difícil experimentar estas cosas sin él. Veo absolutamente a Scott en él. Parece que las cosas están empezando a verse más brillantes y que tal vez mi vida no haya terminado y tenga un propósito”.
Pese a la triste muerte de Scott Shellenberger, pareciera que dejó todo resuelto incluso ayudando a otros. Su viuda confirmó que sus órganos fueron donados permitiendo salvar la vidas de tres personas más.