Siempre he dicho que no concibo mi vida sin un gato o perro al lado. Su compañía es inigualable, no sé, siento que incluso hasta te hacen mejor persona.
Son felices, agradecidos y tienen lo que a muchos humanos nos falta, el amor incondicional.
Llevo una vida apegada a mis dos gatos grises, Rita y Tadeo, ambos adoptados en diferentes etapas, y créanme cuando les digo que antes de llegar a mi casa, me vuelvo algo más feliz porque sé que están esperándome.
Cada uno tiene una personalidad diferente. La Rita es mayor por un año, tiene grandes ojos de color verde y es flaca como esfinge, territorial, mal genio; si Tadeo la molesta, le da dos cachetadas de payaso y se acabó la cuestión.
Ella me ha hecho pasar vergüenzas debido a que nació con el defecto de la cleptomanía, entonces como felino curioso, no encontró mejor panorama que meterse en los departamentos de mis vecinos y robar sus prendas interiores, cartas de tarot, recetas médicas, papelillos para cigarros y entradas de conciertos caros.
Una vez que sustrae el objeto, llega a mi casa maullando para decirme que trae regalos. Yo me agarro la cabeza a dos manos, pues me toca pasar por todo el piso 8 preguntando a quien le pertenece lo robado. El que dice “a mí” se lo entrego junto a un chocolate para que no la maten o la odien… gata mal portada.
Lo que suena divertido salió costándome caro, la comunidad me mandó una carta advirtiendo que si no daba solución a lo que hacía la “cizarra” me pasarían una multa y luego una denuncia por tenencia irresponsable… ¡Supieran que estos animales comen, viven y duermen mejor que yo… solo soy su pinche esclava!
Llamé al maestro, él elevó los muros con material deslizante y tapó todos los agujeros con malla de pollo. Fin a los “gatonazos”.
Tadeo por otro lado, es tímido, grande, su apetito es voraz y su necesidad de dormir conmigo de la mano es imperiosa.
Como pueden ver, son mi debilidad, aunque no les doy el título de hijos, ya que humanizarlos es restarle su naturaleza.
No los visto, no los llevo a todos lados y tampoco los mando al jardín para que compartan con otros amiguitos. No tengo nada con eso, pero a mi no me hace sentido, aunque sí besuquearlos y despedirme de ellos con la frase: “pórtense bien mis guaguas, ya vuelvo”.
¿Has oido el concepto DINKs?, es algo parecido a quienes hablan de sus “Perrhijos o gathijos”. Bueno, este término involucra a las parejas que trabajan y que, por mutuo acuerdo, decidieron no tener hijos, pero sí mascotas.
Su nombre viene de las siglas en inglés Dual Income No Kids, y en Chile, todo indica que los novios que se suman a esta tendencia aumentan.
La última encuesta realizada por Cadem el año 2019, reveló que un 73% de las personas en Chile tienen al menos una mascota, y un 96% las considera uno más de la familia.
Asimismo, puedo confirmar que el vínculo que tenemos los jóvenes (jejejejeje) con ellos, es mucho más estrecho que antes, pues el 65% confesó que duerme con sus regalones, y un 25% que los lleva a sus vacaciones.
Es notorio que el mercado Pet sube como la espuma. Hoy, las tiendas físicas y online abundan para ellos, solo basta escribir en Google: “comida de perro” y aparecen ofertas infinitas.
Solo para que te hagas una idea, te comento que, en 2018, la industria global del Pet Food se valoró en 83.02 mil millones de dólares, y actualmente, después de todos los cambios producidos en este 2020, se espera que de cara a 2025, la industria perciba una tasa de crecimiento anual compuesta de 4,5%. En dicho año, se espera que la industria alcance los 90.4 mil millones de dólares.
Los animales son lo máximo, y por lo mismo, estudios confirman que benefician la salud de los humanos.
Calman y alegran, haciendo que segregues las 4 hormonas de la felicidad (oxitocina, dopamina, serotonina y endorfina), las que bajan el estrés y los niveles de cortisol en la sangre.
Entonces, de acuerdo con esa circunstancia, se explica la razón del aumento en las adopciones en pandemia (50%).
Sin lugar a duda, ellos fueron vitales para alivianar duras épocas de Covid, porque sin su presencia, todo hubiese sido más complejo, especialmente para los niños, adultos mayores y para quienes vivimos solos.
En mi caso, sin mis “michis”, hubiera sido muy difícil, quizás formaría parte del alto número de personas que hoy cursan una depresión.
Las mascotas están gobernando el mundo, y con ello, la reivindicación de sus derechos.
El dolor de Cholito en 2017 permitió que se aprobara la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas, la cual obliga a registrar a las mascotas, apoya a municipios y gobernaciones en realizar programas de esterilización y otorga penas mayores a quienes sean sorprendidos abusando de un animal.
Hoy quedan artículos por aprobar, donde se estipule que los animales dejen de ser cosas o propiedad de alguien, para que así puedan ser considerados como seres los vivientes y sintientes que son.
Por hablar de perros y gatos queda mucho, pero quisiera agregar que la tecnología y servicios de lujo, también se incorporaron a sus vidas, entre ellos: ISAPRES, como Isapet, que aumentó su clientela en un 25% a lo largo de un año, dispensadores de alimentos y agua con cámaras que se manejan con un celular, jueguetes irrompibles para evitar ahogos u obstrucciones intestinales, comida solo a base de proteinas, música de relajación para mascotas, paseadores profesionales, cremación con ánforas de diversos diseños, hotelería con SPA y un collar inteligente, capaz de captar el estado de ánimo del perro por los ladridos que emite.
Quedan más por mencionar, no obstante, con estos más o menos sabes hacia donde apuntan las tendencias, lo que es avalado por Euromonitor International, entidad que evidenció que los países latinoamericanos como Brasil, México, Chile y Colombia, lideran en el sector de mascotas, teniendo un crecimiento anual del 13%.
GUAUUUUUU! Esto solo está empezando, y seguramente en unos años más, muchos estarán diagnosticados con el trastorno de PETOFILIA, que se genera cuando las personas comienzan a hacer que toda su vida gire en torno a sus mascotas.
Gastar mucho dinero en ellas, tratarlas como un humano y complacer todo tipo de caprichos, son algunos de sus síntomas.
El punto gravitante es que, ellos SOLO se sienten bien cuando están con su mascota y se aíslan de su entorno.
Considerando a la especie humana como decepcionante. Ojo ahí… la línea es muy delgada.