Confieso que le tengo respeto a las redes sociales y muy en particular a Instagram, que tiene la “gracia” de que las fotos hablan por sí solas. Además, el cuento de tener seguidores te expone a lo que sea.
A mí no me conoce nadie y no recibo por lo general mala onda, pero las figuras públicas del ámbitos que sea, pucha que son blanco del odio de otros.
Da pena leer comentarios descarnados frente a su cuerpo, pelo y manera de pensar. Lo que sí no se puede desconocer es que algunos que francamente son provocadores y podrían tomarse la “pastillita de autocrítica” para que después no se quejen de todos los palos que le llegan.
Lo que me parece chocante es cuando las mujeres son atacadas groseramente por otras mujeres. Ahí se les olvida la sororidad que piden al minuto de reclamar en las protestas. Estrías, celulitis, flacidez y kilos de más, son parte de los cuerpos reales y porque no decirlo de la mayoría de nosotras, que por composición biológica estamos configuras para acoger y tener menor masa muscular que los hombres.
Los cuerpos son eso, cuerpos y cada uno es distinto a otro, lo cual es maravilloso. Sin embargo, desde que nacemos nos piden entrar en la maqueta “correcta”. La piel que habitamos no nos determina y quien lo vea así, está a años luz de poder desarrollarse con felicidad.
Darle importancia al físico no tiene nada de malo, todo lo contrario. Aplaudo a esa gente algo fanática porque tienen rigor, disciplina y fuerza de voluntad para decir NO a los chocolates y galletas. En lo único que discrepo con ellos, es en que tener un cuerpo al 100 sea el único motor que los haga sentir bien.
La belleza ha sido anhelada por siglos y lo comprobamos fácil. Por ejemplo cuando conocemos a alguien lo primero que examinamos es su contextura, su pelo, sus ojos y su estatura, entre otras características visibles. Incluso si nos preguntan qué nos pareció diremos al toque “mmm, bonito” o “bien feo era”.
Estas categorizaciones son parte de la vida y nadie debería sentirse ofendido, ya que no están hechas con maldad. No obstante, sí podrían ser comentarios más delicados. Los estereotipos son fatales para el amor propio y esa sensación se insuficiencia que deja el maldito canon, movilizó a un grupo de mujeres famosas y no, a crear en 2007 el Body Positive, un movimiento que surge con el propósito de callar los insultos y faltas respeto realizados por heaters y gordofóbicos, que promueven la delgadez como sinónimo de éxito, salud y status.
El “body shamming” (avergonzar a otras personas por su cuerpo) aceleró el trabajo de muchas chicas en el mundo; quienes se plantearon como tarea reivindicar la diversidad de tallas y formas. Con ello restablecer el deterioro de la salud física y mental de mujeres, que con el afán de tener una super cuerpo han caído en graves trastornos alimenticios.
En contraposición al Body Positive aparecen grupos que declaran que la corriente promueve y normaliza el sobrepeso y la obesidad; enfermedad a un importante número de mujeres y hombres con diabetes y patologías cardiovasculares. Asimismo dicen que las integrantes del movimiento son discriminadoras con mujeres que han bajado de peso; pues las catalogan de traidoras e inconscientes por no respetar sus tallas XL.
Otro movimiento disidente es el ‘Body Neutrality’. Ellos apelan a que las “revolucionarias del cuerpo” tienen una visión fantasiosa; porque no se puede ser siempre optimista y positivo cuando se tiene un cuerpo con discapacidad o que cuesta moverlo para caminar y hacer los quehaceres diarios.
Por último, dicen que muchos se han aprovechado del Body Positive para ganar grandes sumas de dinero con cautivantes campañas de marketing que publicitan libros de autoayuda y ropas de tallas grandes.
Como ven el tema ya está sobre la mesa y lo bueno es hablar de él. Cada una sabrá cuál la representa y acomoda. Pero ¡ojo! No dejemos de lado la salud porque es un componente vital para la calidad de vida. El equilibrio para todo es la clave; y no es ningún secreto que la alimentación balanceada y el ejercicio físico te permite que el “paso por la tierra” sea una experiencia agradable.
Sabemos que los extremos son malos y que es completamente ridículo caminar por la calle queriendo ser un angelito de Victoria Secret. Un cuerpazo de sirena no garantiza el amor propio, seguridad ni cariño del resto.
Mejor es quitarse EL PESO de la cabeza y el alma, vive tranquila y como dice Denise Rosenthal:»ME ENAMORÉ DE Mí, NOT YOU, BUT ME»
¿Qué opinan?