Cada vez que llega octubre para mi es sinónimo de cosas cosas, los cumpleaños de mis 2 hermanos, el mío y sé que es el mes en que se hace campaña mundial por la prevención del cáncer de mama.
Como periodista editora de revistas femeninas por más de una década debíamos publicar diversos temas relacionados a esta enfermedad; ya que nuestra misión era crear conciencia y visibilizar esta patología como un mal que tiene cura si es detectado a tiempo por eso instamos quienes nos leían a hacerse cargo e ir al doctor.
Uno de los llamados era que ninguna de nosotras seamos parte de estas impactantes cifras:
Cada 53 minutos muere una mujer en las garras de este cáncer en el mundo y cada 30 segundos es diagnosticada una de ella. Asimismo, recalcábamos que si hay diagnóstico precoz disminuye un 25% la probabilidad de muerte.
Todos los datos que te he dado remueven y te dan ganas de salir corriendo al médico para que te mande hacer los exámenes que determinen si hay o no la presencia de tumores malignos.
Lo cierto es que esta materia no le es indiferente a nadie, pues todos conocemos algún familiar, amiga, mamá de un compañero de trabajo o un caso aislado del círculo, pero que al contártelo de todas maneras te sacude.
Como les contaba siempre este mes ha sido de enormes felicidades y de grandes reflexiones; incluso tiendo a navegar por las profundidades más extremas.
Hice inolvidables reportajes testimoniales y de verdad eran feroces; ya que tienes al frente a una real guerrera que le cambia el concepto de vida cuando le dicen su diagnóstico y comienza con cirugías; quimioterapias y otra serie de situaciones que trae aparejada la enfermedad.
Como reportera quería abrazar a mi entrevistada, pero la compasión no era una buena alternativa solo la buena energía y palabras de aliento la empoderan.
No hubo ninguna de ella que flaqueara en su testimonio. Sí había emoción y dolor, aunque acompañado con una enorme cuota de amor propio y resiliencia.
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El caso que quedó clavado en mi corazón y lo estará por siempre es el de Mini (cambié su nombre para resguardar su identidad) Ella al conocerla en el año 2018; me contó que su cáncer estaba complejo, ya que pertenecía a la variante Triple Negativo y portadora de la Mutación Genética BRCA1, ese misma que tenía Angelina Jolie y antes de que atacará su cuerpo decidió realizarse doble mastectomía, extracción de ovarios y trompas de Falopio.
Cuando la vi, intuí que la cosa no estaba bien. Se cansaba al hablar y a veces no recordaba lo que estaba respondiendo. Al conversar me dijo que durante estos 4 años de lucha, se generaron metástasis en gran parte de su cuerpo. Sin embargo jamás dejó de sonreír al hablar, tenía fe en que se recuperaría y sentía agradecimiento de todos quienes estaban en la batalla con ella.
Fue un reportaje precioso, sin ánimo de vanagloriarme; pero las palabras de Mini eran estremecedoras y a la vez llenas de sabiduría, pues recalcaba que cada minuto de respiración es valioso y que amarse a sí mismo implica chequearse médicamente.
A los 3 meses de publicado ese material ella murió. Cuando me contaron sentí por segundos que la sangre se me congeló. Ella quería vivir y ver a sus hijos pequeños crecer.
Luego de esa linda aunque fuerte experiencia, no hay octubre en que no me realice la mamografía y eco mamaria. Además de catetear a amigas: conocidas y hermana a que se la hagan. También me acuerdo de Mini a menudo y mando abrazos y besos al cielo; desde donde está, seguro ve a sus chicos desarrollarse.
El cáncer de mama se hace presente y hace poco la OMS anunció que en la actualidad es el tumor más frecuentemente diagnosticado en el mundo. Se presenta en el 12% de los casos de cáncer; es decir en 2,3 millones de mujeres al año, siendo las afectadas son aquellas que viven en países desarrollados; por su mayor exposición al alcohol, al tabaco, al sobrepeso y al sedentarismo.
En la actualidad
A pesar de que las cifra nos aterra, es necesario mencionar lo bueno y esto radica en que las investigaciones médicas dan nuevas esperanzas; de hecho se ha convertido en uno de los cánceres menos mortales y en caso de que sea de tipo no metastásico la supervivencia es del 90%; incluso en los estados más avanzados, la comunidad médica está empezando a cambiar de paradigma.
Un ejemplo de ello es que la Sociedad Europea de Oncología Clínica está apostando a una mezcla de medicamentos y terapias que podrían romper un dogma que existe desde hace 30 años y es que uso casi sistemático de la quimioterapia; resulta una carga muy pesada para los pacientes, porque incluye fatiga, caída del cabello y náuseas, así como daños posibles al corazón y a los nervios.
Qué pasa con Chile
En nuestro país el cáncer de mama es la primera causa de muerte de mujeres en edad reproductiva. Por ello; esta patología se encuentra incluida en el plan de Garantías Explícitas en Salud (AUGE o GES).
Cada año se diagnostican alrededor de 4.200 nuevos casos; y mueren aproximadamente 1.500 mujeres, según da cuenta el Ministerio de Salud.
El riesgo aumenta con la edad y en Chile, 7 de cada 10 mujeres diagnosticadas son mayores de 50 años y la gran mayoría de los casos se presenta en mujeres sin antecedentes familiares.
Para la detección temprana una mamografía de buena calidad es el examen que permite la pesquisa precoz; siendo recomendable para todas las mujeres a partir de los 40 años y especialmente, por sobre los 50 años en forma anual.
Prevención del cáncer de mama: Síntomas y signos de alerta
- Aparición de un bulto o nódulo duro, que se puede detectar a simple vista o al tocarse la mama.
- Cambio de aspecto; reducción, hundimiento o secreción del pezón.
- Cambio de forma, simetría o aumento de tamaño en el contorno de las mamas.
- Engrosamiento o endurecimiento del tejido de las mamas.
- Engrosamiento, inflamación o apariencia de piel de naranja en las mamas.
Como dato les cuento: Todas las mujeres, de entre 50 y 69 años de edad, tiene derecho a una mamografía gratis cada 3 años para detectar el cáncer de mama.
No dejen para mañana su salud, el cuidado del cuerpo y las señalas que este nos da. Los segundos son vitales cuando se trata de la vida.
Por Bibi Mandakovic