Natalia Cathalifaud, Instructora del Programa de Prevención del Bullying Kiva Santillana, conversó con Edith de la Rosa en Panorama Imagina. La especialista ahondó en las causas del acoso escolar y en las formas en que esta situación se puede mitigar mediante un trabajo que incluya a alumnos, padres y establecimientos.
El bullying y el cyberbullying se han transformado en una constante en los colegios. Según la encuesta Global Kids Online Chile, realizada a niños entre 9 y 17 años usuarios de internet, un 20% ha sido víctima de hostigamiento. El mismo estudio, reflejó que un 65% fue intimidado por alguien en la misma escuela.
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Una situación preocupante en un contexto donde la mayoría de los escolares está retornando a clases, tras casi dos años sin convivir frecuentemente con compañeros. “No solo el aislamiento social y físico, sino también el aspecto tensional que pueden haber sufrido desde casa. Hay muchas realidades que han estado ocurriendo por un tiempo prolongado en confinamiento”, explicó Natalia Cathalifaud.
Sobre las causas que generan la violencia y acoso escolar que demuestran y sufren los niños, la especialista explicó que se debe a que “la sociedad está mucho más agresiva. Hoy en día tenemos violencia con armas mucho más frecuente de lo que antes ocurría. Entonces vemos una sociedad irritada pero también ávida de poder encontrar herramientas para tener una sana convivencia”, afirmó la entrevistada.
Las claves para identificar y erradicar el acoso escolar desde las familias
En la misma línea, Natalia Cathalifaud recalcó la importancia de que los padres se involucren en el día a día de sus hijos. Las conversaciones en conjunto tienden a establecer instancias de confianza donde los estudiantes aprenden a verbalizar y externalizar emociones, propiciando la empatía.
“Siempre se ha buscado trabajar de manera colaborativa entre la familia, la escuela y el estudiante para que, a través de esta triada maravillosa, podamos combatir esta situación”, afirma la especialista, quien además llama a los adultos a fijarse en comportamientos específicos de los jóvenes para identificar alguna situación de acoso escolar. “Suele darse mucho en los más pequeños que somatizan síntomas o tienen cambios muy bruscos. Los más grandes tienden a aislarse”, concluyó Cathalifaud.
En su labor como Instructora del Programa de Prevención del Bullying, Natalia defiende la idea de entregar a los establecimientos mejores herramientas tecnológicas para apoyar cognitiva y socioafectivamente a la comunidad escolar.
Lo anterior, bajo un trabajo comprometido que incluya también a docentes en la tarea de generar aulas positivas. De esta forma y como proyección al corto y mediano plazo, se podría tener una radiografía más certera respecto a cómo están actualmente los escolares tras volver a clases luego de dos años sin presencialidad.