La influencer mexicana Ana Villarín, quien trabajó en conciertos como empleada de Luis Miguel, definió la experiencia como “horrible”. Darse vuelta contra la pared y prohibido mirar al rostro al cantante era parte de las exigencias que debían seguir los empleados.
Nadie puede negar que, en lo musical, Luis Miguel es un exitoso artista consagrado a nivel global. Sin embargo, a lo largo de su carrera también se ha destacado por convertirse en un personaje controvertido. Con 51 años, el intérprete de éxitos como “Ahora te puedes marchar” o “La Incondicional” sigue dando que hablar y no por cosas necesariamente positivas.
“El Sol de México”, caracterizado por llevar una vida enigmática y llena de especulaciones, es nuevamente blanco de críticas. Esta vez, debido a las excéntricas medidas que les exigía a sus empleados mientras trabajaban para él en temporada de conciertos.
En conversación con el programa de Youtube Creadores & Chill, la influencer mexicana Ana Villarín, ex empleada de Luis Miguel, dio luces sobre su lamentable experiencia con el artista. “Nadie podía estar viéndolo porque no le gustaba, entonces todos nos teníamos que voltear a la pared”, afirmó la creadora de contenido.
¿Cómo se convirtió la joven en empleada de Luis Miguel?
Por su manejo del inglés y sus habilidades comunicativas, la joven contó que fue seleccionada en 2019 por una empresa ligada al rubro de conciertos. De esta manera, se le presentó la oportunidad de acceder a su primer empleo nada más y nada menos que en medio de una gira de presentaciones de Luis Miguel por Ciudad de México.
Sobre su experiencia, confesó que el cantante “no es un artista fácil”, añadiendo que en aquella oportunidad se le hizo firmar un acuerdo de confidencialidad. “Yo no sabía que no era lo normal, pero ya que empecé a ir con más artistas, más famosos aparte, capaz no en México, pero en el mundo, no te piden lo mismo”, concluyó la joven sobre el documento.
Ana Villarín, ahora ex empleada de Luis Miguel, también desmenuzó que el “Sol de México” se caracteriza por llegar tarde a sus conciertos. Asimismo, se les solicitaba a los colaboradores que la exigencia de no verlo al rostro debía cumplirse durante todos los días de presentaciones.
Sin duda se suma con esto a un capítulo más a las ya conocidas experiencias poco agradables que actuales y ex empleados de Luis Miguel han tenido con el. Incluso músicos y sonidistas han debido sufrir de las poco comunes exigencias que el artista pone bajo y sobre cada escenario que pisa.
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