Ante la impotencia de no poder hacer algo frente a la situación de violencia intrafamiliar sienten impotencia y miedo que paraliza completamente sus áreas de desarrollo.
Diversos estudios indican que al presenciar hechos de violencia intrafamiliar durante la niñez, los adultos pueden desarrollar problemas de salud mental. Que van desde trastornos disociativos hasta el desarrollo de algún tipo de episodio psicótico producto del trauma.
Es importante señalar que las bases de las relaciones de una persona se crean en la infancia, y si el hogar donde viven es un entorno aversivo, se normalizarán las conductas violentas en la creación de vínculos con otros. Al respecto, la psicóloga clínica Paula Hormazábal, señala que “en la adultez se pueden generar comportamientos en dos direcciones: por una parte, con tendencia al sometimiento y a reproducir relaciones en las cuales sean maltratados, y por otra pueden ser personas violentas en sus relaciones”.
Las consecuencias de la violencia intrafamiliar en los niños
La incapacidad de expresar sus sentimientos o demostrar la rabia que se siente frente a los hechos
Esta situación lleva a los niños a tener episodios de profunda tristeza. Dado que es común que oculten lo que sucede en su hogar, así como también “sus niveles de estrés los llevaran a tener conductas autolesivas hacia sí mismos y sentirán frustración al no poder intervenir en los hechos de violencia. Ya sea por miedo a recibir el mismo castigo que están presenciando”, alerta Paula Hormazábal.
Cambio en el comportamiento
La psicóloga explica que esta es una consecuencia que se evidencia de manera inmediata. “Los niños se vuelven introvertidos, se alejan de sus pares, pierden el interés por actividades propias de su edad. Pueden reproducir las mismas conductas violentas de las cuales son testigos. O se hacen proclives a tener conductas de sumisión y tolerancia a la violencia como forma de resolución de conflictos”.
En el ámbito cognitivo
Se produce un distanciamiento de su capacidad a través de déficit atencionales, es decir, dejan de concentrarse en actividades escolares, juegos o situaciones de compartir con sus pares, lo que va en desmedro del desarrollo de sus capacidades intelectuales. El estado constante de alerta al que se ven expuestos por ser testigos de violencia, los lleva a tener sentimientos de menosprecio hacia sí mismos, desvalorización y una baja autoestima.
La psicóloga Paula Hormazábal indica que la violencia intrafamiliar afecta la vida, integridad física y psicológica de los integrantes de la familia. Por estos motivos, salir de esta situación tan dañina resulta muy difícil. Por ello, es fundamental comprender, contener y apoyar a quienes están siendo vulnerados. Denunciar a los agresores y buscar todas las ayudas terapéuticas disponibles para favorecer la recuperación del trauma vivido.
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