La Dra. Carolina Herrera sorprendió en La Divina Comida cuando mostró la gran casa que tiene en Machalí, lugar que compró en marzo del 2020.
Y a pesar de lo harto que ha pasado desde que la doctora adquirió su hogar propio, recién en abril de 2022 logró cambiarse por completo.
«Siento que al vivir en esta casa me estoy ordenando. Estoy sacando de mi cuerpo toda la energía dramática o de sufrimiento que significó trabajar estos dos años en la UCI y la Unidad Coronaria», contó la profesional a LUN.
El importante significado de la nueva casa de la Dra. Carolina Herrera
La casa con aires patronales que fue construida en 2001 es muy importante para la Doctora Carolina Herrera, sobre todo tras pasar dos años día y noche con luz artificial de los recintos hospitalarios.
«Mi nueva casa me está ayudando a reparar las carencias de los últimos años. Estoy descansando de las alarmas de los ventiladores y monitores, de ese bip bip bip», explicó la profesional.
La vida de la Dra. Carolina Herrera ha cambiado totalmente desde que llegó a vivir a Machalí. Asegura que ahora puede pasar tiempo en el jardín disfrutando los rayos de sol o a los pájaros cantar.
Es así como la profesional divide su tiempo entre Machalí y Santiago, en esta última ciudad ahora pasa muy pocos días de la semana. Aunque para esto, la doctora sigue manteniendo su casa en Ñuñoa.
«Mi marido, el psiquiatra Eugenio Olea, sigue trabajando en Santiago y nos vemos día por medio aproximadamente. Lo extraño mucho», asegura la Dra. Carolina Herrera a Lun.
Pero a pesar del sacrificio, la casa ubicada en la sexta región es un privilegio para la profesional. «Ver los árboles y las calles vacías y no ver autos que pasan corriendo o tocando la bocina ya me genera una tranquilidad en el espíritu. Es un privilegio estar en un lugar tranquilo», asegura entre risas.
Ahora la prioridad de la Dra. Carolina Herrera es recuperarse física y mentalmente de estos dos años de pandemia, de los gritos en el lugar de trabajo, el sonido de máquinas, pero por sobre todo, del periodo donde día a día se enfrentaban a la muerte.
«Es momento de repararme. La gente de la salud ha quedado muy mal».
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