Anteriormente te contamos, que el canal REC TV, va a reestrenar la recordada serie «Crónica de un hombre santo«, la cual relata la historia del recordado Padre Hurtado.
Dicha serie fue estrenada en primera instancia en el año 1990 y fue protagonizada por el actor Cristián Campos, quien dio vida al Padre Hurtado.
Pero, en esta miniserie del Padre Hurtado, también hubo otro actor que llamó la atención, se trata de Álvaro Rudolphy.
Álvaro Rudolphy recordó lo que significó para él la miniserie del Padre Hurtado
En la miniserie «Crónica de un hombre santo», Álvaro Rudolphy dio vida al padre Weigel, el cual fue uno de sus primeros personajes en la TV.
«Han pasado muchos años desde que hicimos ese proyecto y me gusta mucho que lo vuelvan a dar. Siempre es especial revivir los trabajos que uno ha hecho y más aún si es parte de mis inicios en la televisión«, expresó el actor.
Además, Álvaro Rudolphy agregó «Fue un trabajo muy serio y es como si se hubiese hecho para el cine pero en formato de televisión. Las escenas se trabajaban harto y se practicaban bastante».
Sobre su rol en la serie «Crónica de un hombre santo», el actor comentó «era un amigo del Padre Hurtado en aquella época, un cura gringo que estuvo un tiempo acá en Chile. Yo traté de darle ese tono americano, como hablan los gringos cuando llevan poco tiempo en el país. Entonces, para no caer en críticas y hacer un buen trabajo siempre, me preocupé de ver cómo era lo que ocurría con ellos y cómo cambiaban las vocales, los artículos, las palabras que repiten y trabajé el tema de la dicción del cura… su vocabulario en general y que no fuese sólo poner un acento medio gringo».
La anécdota de la serie
Asimismo, Álvaro Rudolphy agregó «ha sido mi único cura y recuerdo que en esa época los curas usaban sotana todos y yo era bastante más flaco, por lo que me acuerdo que, jugando en broma con Cristián Campos, llegamos a un sobrenombre bien especia».
De hecho, sobre esta broma, el actor comentó «quedé con el sobrenombre del Padre Faber N°2, porque con lo flaco que era y la sotana que usaba, parecía lápiz mina. Me acuerdo que un día estábamos conversando con Cristián Campos en maquillaje y le digo ‘con lo flaco que soy, parezco lápiz mina’, él se mató de la risa y ahí quedé como el Padre Faber N°2, como los lápices mina Faber-Castell«.
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