Canal 13
Eduardo Cruz-Johnson se sinceró en Juego Textual sobre muchos aspectos de su vida privada. En el programa, conversó con los panelistas sobre su desconocida faceta como bombero y las consecuencias que tuvo el exceso de trabajo en su distanciamiento de la vida de sus hijos.
La relación con sus hijos
En una sección del programa, se le mostró al ex conductor de noticias, una foto de sus tres hijos: Eduardo (38), Ignacio (34) e Isidora (27). Según sus palabras, el exceso de trabajo le paso la cuenta con su familia, ya que estuvo muy ausente en la vida de sus ellos.
«Por ser muy trabajador los perdí. Me dediqué a trabajar y estudiar, y cuando llegaba a sus dormitorios, los veía todos rosaditos y lloraba porque me habría gustado abrazarlos más», confesó Eduardo Cruz-Johnson.
Para él, todo esto no valió la pena y se arrepiente de haberle dedicado mucho tiempo a trabajar. «Si volviera atrás, sería totalmente distinto. Los abrazaría, los besaría, los acompañaría, me quedaría dormido con ellos, cosas que no hice nunca», dijo.
El locutor afirmó que el hecho de no haber tenido un padre, le hizo click en su cabeza. Ahora, los llama todos los días y tienen una relación muy fraterna.
El otro lado de Eduardo Cruz-Johnson
Muchos lo conocen por su labor como conductor de noticias en Televisión Nacional (TVN). Pero, hay un lado de Eduardo Cruz-Johnson, del que muy pocos saben, su trabajo como voluntario de bomberos.
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Para él, nunca fue un sueño llegar a los medios, él quería realizar otro tipo de labores. «Soñaba con ser abogado y con ser bombero. Bombero fui, a los 13 años brigadier y a los 15 me hicieron bombero voluntario», expresó en el programa de Canal 13.
Su primera experiencia en este trabajo fue el 11 de septiembre de 1973, apagando el incendio de La Moneda. Ese día lo rememora como un momento muy especial.
«Recuerdo que nos fuimos caminando con la bomba por Nataniel Cox y sentía los disparos. Entramos a La Moneda, vimos descascararse los murallones que tiene y fuimos al salón azul», manifestó Eduardo Cruz-Johnson.
Por su cabeza, nunca pensó lo que había visto ese día, hasta qué tiempo después le empezó a tomar peso a la situación. «Yo vi muertos en la calla. No me daba lo mismo, me daba rabia lo que vi», expresó.
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