El tercer álbum de Shirley Collins, el cual esta previsto para el 26 de mayo. Se complace en compartir una segunda canción del disco, «Hares On The Mountain».
Después de décadas, Collins nos permite descubrir una vez más su clásico atemporal. Un nuevo tema que ella misma definió de joven pero que, al volver a cantarla en Archangel Hill, resurge adolorida con la sabiduría de los arquetipos que encarnó en muchos momentos de su vida: madre, musa, soñadora, exploradora, samaritana, anciana, rebelde y sabia.
El nuevo éxito de Shirley Collins
Cada uno de estos matices de Shirley Collins influyó en el cuidado con el que ahora recibimos esta última edición y en la ternura que escuchamos en las canciones. Cantadas como sólo Shirley puede hacerlo. Sólo hace falta un desamor para cantar una canción de amor, pero toda una vida para cantar una canción folk.
«Ya la había grabado dos veces antes: una vez en una versión bastante trivial recogida por Ralph Vaughan Williams; la segunda vez reescribí la melodía y la grabé con Davy Graham en 1965. Esta vez buscaba sacar a relucir la cualidad misteriosa e irónica que subyace», dijo la cantante británica sobre su nueva canción.
Nadie en esta tierra conoce las canciones antiguas como Shirley Collins, entretejiendo en ellas en cada emisión un nuevo código genético, una nueva revelación, una nueva perspectiva. Pero el hechizo de Shirley no consiste sólo en conjurar canciones, sino también en evocar la tierra.
Hay una musa silenciosa en este disco, aromatizada con la caliza de South Downs, el paisaje que se ha tejido en los huesos de cada generación de Collins. Este es un álbum que se desliza como los Downs a través de los episodios y las amistades musicales del camino menos transitado de Shirley.
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