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No había nada más fome que cuando estaba de vacaciones pasándolo bien y encendías la tele y los comerciales te recordaban que ya faltaba poco para entrar al colegio. Antes comenzaban a fines de febrero, pero hoy todo cambió. Casi a mediados de enero se inicia soterradamente la muestra de artículos y vestuario escolar. Todo para que el 1 de febrero exploten las tiendas de retail y supermercados con cuadernos, uniformes, mochilas y todo lo demás.
Ese “ayuda memoria” de que vuelven las responsabilidades para algunos niños no es nada terrible. Sin embargo, para otros es sinónimo de estrés, que empeora si no tuvieron la posibilidad de viajar a algún lugar diferente que no sea su casa.
¿Qué hacer si eres mamá o papá y enfrentas esta realidad?
Joaquín Pincheira, MBA en Inteligencia Emocional y coaching experto en motivación personal, señala que el estrés infantil puede manifestarse de diversas formas, incluyendo comportamientos poco comunes. “Los signos clásicos abarcan cambios en el apetito o el sueño, irritabilidad y dificultades para concentrarse. Además, pueden presentarse conductas menos convencionales, como el retraimiento social, un aumento en la agresividad, alteraciones en los patrones de juego o regresiones en habilidades previamente adquiridas, como el control de esfínteres en niños pequeños. Es por ello que resulta esencial estar alerta ante estos indicios y buscar apoyo profesional si persisten o interfieren con el desenvolvimiento cotidiano del niño”.
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Asimismo, el experto agrega que dentro de las razones acerca del por qué los menores se estresan, está que ellos son muy sensibles al ambiente familiar y pueden verse afectados por el estrés parental, ya sea al observar las reacciones emocionales directamente o debido a cambios en la dinámica familiar. También existen causas como presiones académicas, problemas sociales, cambios en el entorno o salud. Por esto, es crucial reconocer y abordar estas tensiones para fomentar un ambiente familiar equilibrado y promover su salud emocional.
Cuando la publicidad escolar anticipa el estrés infantil
El comercio afila sus dientes y garras en febrero despertando así al mundo escolar antes de tiempo. La publicidad de uniformes y útiles no le es indiferente a los chicos y es necesario que los papás estén atentos a la recepción de sus hijos ante dicho bombardeo.
Los especialistas en educación y psicología coinciden en que lo primero que debe quedar claro es el rol que juegan los apoderados frente a la interpretación de dicho regreso. Más aún cuando los niños imitan las conductas de los adultos. Entonces, si sus progenitores reclaman de manera constante por sus empleos y que es un lugar donde lo pasan mal y no hay espacio para la diversión, los chicos elaboran esa misma percepción con el colegio. Así, la tarea de los mayores es no cargar los comentarios de resentimiento y disconformidad frente a sus labores.
Además, se les sugiere acompañar al niño en este proceso, explicándoles que es necesario disfrutar del presente, reforzando la idea de que las vacaciones son un tiempo especial y que aún quedan días para descansar.
La importancia de hablar con los niños sobre el regreso a clases
También es vital decirles cómo se producirá el regreso a clases, describiendo que la escuela es un lugar seguro donde los profesores y todo el personal de ahí toman todas las precauciones para garantizar que ellos estén protegidos. Por otra parte, se aconseja involucrar al menor en la preparación para este retorno, invitándolos a comprar útiles y uniformes, con el fin de que elijan los de su preferencia.
Por último, se recomienda hablar en “positivo”. Es decir, comentándoles que retornar a clases implica ver a sus amigos, hacer las actividades que le gusta y que viene un cúmulo de cosas por descubrir y aprender.
Si el niño se avergüenza por NO salir de vacaciones
La falta de vacaciones para un niño es complejo, porque él o ella siente que algo falló, ya que mientras sus amigos disfrutaban y compartían en otro lugar ellos se “aburrían” en sus casas. “Efectivamente este tema puede afectar en las emociones en un menor, lo que trae aparejados sentimientos de exclusión y baja autoestima. Por ende, es crucial conversar directa y sinceramente con los hijos para explicarles la razón de no salir a vacacionar”, dice Joaquín Pincheira.
Ellos al sentirse parte de un núcleo amoroso se reconcilian con la realidad. A su vez, es bueno enfatizar las experiencias positivas que tuvieron en ese periodo entre ellos. Experiencias como: levantarse más tarde, jugar con sus amigos, comer alimentos de su agrado, compartir con otros familiares que no ve constantemente. Asimismo, hay que considerar que las redes sociales también juegan un papel ilusorio que los papás deben aclarar que son solo fotografías y no la realidad.
Frente a esto se evita:
- Comparación y envidia: Ver las fotos de amigos en lugares divertidos.
- Obligación para conformarse: La exposición constante a imágenes «ideales» de vacaciones puede generar presión en los niños para que sus propias experiencias coincidan con esas expectativas.
- Estado de ánimo: La disparidad entre la realidad de quedarse en casa y las experiencias aparentemente emocionantes en las redes sociales puede afectar el estado de ánimo de los niños.
10 Tips para evitar el estrés en niños:
- Establecer rutinas consistentes.
- Fomentar actividades relajantes.
- Promover la expresión emocional.
- Limitar el uso de pantallas.
- Crear un ambiente de juego seguro.
- Involucrarlos en la planificación de actividades.
- Facilitar tiempo al aire libre.
- Proporcionar opciones y decisiones limitadas.
- Fomentar la comunicación abierta.
- Reconocer y celebrar logros pequeños.
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