Si alguien me pregunta cual es el mejor carrete en pareja, por lejos digo, ¡conversar una buena copa de vino! Y si hay que agregar algo diría música y un picoteo rico… lo otro ya será parte de los resultados del buen beber y algunos gestos mágicos.
Si sigo pensando así, capaz tenga buenos resultados en mi próxima relación, ya que una nueva investigación de la Universidad de Michigan, llegó a la conclusión que las parejas que beben juntas alcohol, en menos o menos la misma cantidad, moderada por cierto, viven más que las que no lo hacen y además tienen mayores posibilidades de que su unión sea duradera y feliz.
En el estudio publicado en The Gerontologist, Kira Birditt, profesora del Centro de Investigación de Encuestas del Instituto de Investigación Social, señaló que el estudio buscaba profundizar acerca de la teoría que existe sobre el alcohol. La cual dice que las parejas que tienen patrones similares de consumo de alcohol tienden a tener mejores resultados maritales, como menos conflictos y matrimonios más largos.
¡Salud por el amor!
Cabe señalar que la investigación realizada a 4.656 parejas estadounidenses casadas de más y que dada uno de ellos tenía más de 50 años, demuestra que la concordancia en el consumo de alcohol puede ser un reflejo de la compatibilidad entre los cónyuges, en sus estilos de vida. Asimismo, indica que quienes comparten tiempo y aficiones son más felices, y esta felicidad sí se relaciona con la longevidad.
«También hemos hallado en otros estudios que las parejas que beben juntas tienden a tener una mejor calidad de relación, y podría deberse a que aumenta la intimidad», añade la investigadora.
¿Qué dicen acá en Chile?
Valentina García Huidobro, psicóloga clínica, psicotraumatóloga y sexóloga opina que el estudio contiene varios puntos que llaman la atención.
“En primer lugar la cantidad de personas que utiliza la muestra, es bastante representativa y los criterios de inclusión me parecen interesantes. En cuanto a la variable, que es el alcohol, creo que tiene un pael súper relevante, pues contribuye a generar un espacio para poder conversar con la pareja. Esto habla de que necesitamos algo externo para poder relacionarnos con un otro de manera íntima y cercana. Me parece que eso es lo que debemos analizar al alcohol como un agente que desinhibe y entrega un contexto de relajo, especialmente cuando vivimos en un estrés permanente y que de esa manera nos entregamos a la conversación”.
Nuevas generaciones
Ahora cabe preguntarse, ¿este estudio que solo incluye a personas mayores de 50 años, replicaría los mismos resultados en gente más jóvenes? La especialista afirma: “La formación de una pareja ha ido variando mucho a lo largo de los años, la historia y fenómenos culturales, haciéndo que las relaciones muten evolucionen. Hoy la forma de relacionarse sí o sí es más superficial y es desde “lo que yo quiero” y no necesariamente lo que el otro necesita”.
La académica universitaria alude a que muchas veces las parejas están con un otro con el fin de llenar carencias de la infancia y entonces desde ese espacio se vinculan con un otro. Lo que es complejo, ya que el motor es una falencia y no ve a su pareja como un complemento.
Cabe señalar que la sicóloga hace hincapié que el “hacer pareja” en estos días está viviendo una crisis y por eso llama a estar atentos a tratar de hacer el ejercicio de sincronizar afectivamente con otro, lo que quiere decir, no me retiro de este proyecto al primer problema, menos aun si solo estoy mirando en desde el laso “que a mí me afecta” y se obvia el espacio de conexión.
Consecuencias de este fenómeno moderno
Cuando se ve a la pareja bajo el rol de “debe hacerme feliz”, es muy poco maduro afectivamente, ya que si no cumple con “esas expectativas” hace que aumente la sensación de soledad, “esto ha ido en aumento en el último tiempo, entonces podría pasar que para sentirme mejor y evadir el conflicto quizás sería útil utilizar el alcohol, lo que, por cierto, no es una solución, sino un parche que no conduce a nada. Lo real y necesario es reflexionar, tener intimidad, no quiere decir sexo, y una comunicación sana en la que se es honesto con uno mismo y con el otro, aunque eso implique un trabajo complejo, pues significa profundizar en el tema de la intimidad que tuvimos en el perdido de nuestra infancia».
¿Consejos, Tips?
Valentina García Huidobro indica que las relaciones son cíclicas y por eso, es difícil dar consejos o tips, frente a ellas. No obstante considera a la comunicación como piedra angular.
“Si siento que no me estoy comunicando, no me estoy llevando bien con mi pareja, o no estoy sintiendo lo mismo, es necesario detenerse y exponerlo con honestidad. No olvidemos que la rutina, la costumbre, el estrés que genera el trabajo, los hijos y otras actividades pueden pasar la cuenta, por eso es indispensable entregarse al diálogo y preguntarse ambos: ¿Cómo lo podemos arreglar?
Por otra parte, la psicóloga asevera que es clave tener mucha disposición al estar en pareja, para que cuando llegue el momento de entrar en sitios incómodos respecto a las temáticas a tratar se converse desde el amor.
“Considero positivo a veces tomarse tiempos, pero no de ese puedo hacer lo que quiera, sino el que se ocupa para tener introspección y así averiguo qué me está pasando”, dice y aconseja que no siempre se requiere ir a una terapia de pareja, porque hay cosas que se pueden arreglar trabajando los límites, la valoración, y desde esa base logar una relación nutritiva en términos afectivos.
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