¿Sabías que con la llegada del verano las consultas médicas por infecciones al oído aumentan considerablemente? Hecho que ocurre especialmente en los meses más calurosos de enero y febrero. No obstante, particularmente la otitis externa, también conocida como «otitis del nadador», se convierte en una de las principales causas de preocupación en esta época del año.
De hecho, la Sociedad Chilena de Otorrinolaringología reporta un incremento del 20% de casos relacionados a esta infección durante la temporada verano. Un fenómeno que afecta principalmente a niños, quienes pasan más tiempo en piscinas, lagos y el mar.
Otitis: ¿Cuáles son sus causas y cómo podemos evitarlo?
La otitis externa es una infección que afecta la piel del conducto auditivo externo y está estrechamente relacionada con la exposición prolongada al agua. Este contacto constante con ambientes húmedos, especialmente el agua de piscinas y del mar, favorece la proliferación de bacterias y hongos. Las cuales causan la inflamación en el oído, siendo las personas que practican deportes acuáticos las más expuestas al riesgo.
Según Jorge Rodríguez, decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO), el dolor intenso de oído es uno de los síntomas más comunes y suele empeorar cuando la persona mastica o presiona el órgano afectado. Además, puede presentarse picazón en el conducto auditivo, secreción de líquido o pus, y en algunos casos, pérdida temporal de audición.
“La fiebre ocasional también puede ser un indicativo de la infección, especialmente en niños, quienes además suelen mostrar irritabilidad y dificultades para dormir. Si no se trata adecuadamente la otitis externa puede generar complicaciones más graves, por lo que su detección temprana es crucial”, señala el experto.
En cuanto a las causas, el académico de la UBO especifica que los factores de riesgo más comunes son la exposición prolongada al agua, especialmente en entornos donde este recurso no está tratado o donde la higiene es deficiente, como algunas piscinas públicas o el mar. También la manipulación excesiva del oído a través de objetos como los populares “cotonitos”, que pueden irritar la piel del conducto auditivo. Incluso, la presencia de infecciones bacterianas o fúngicas en la zona contribuye al desarrollo de esta afección.
¿Cómo evitar que la otitis se convierta en una infección grave?
Para tratar la otitis externa generalmente se utilizan gotas antibióticas y, en algunos casos, antimicóticas, dependiendo de la causa. En este sentido, el manejo adecuado es fundamental, por lo que los expertos recomiendan evitar la automedicación que podría empeorar la situación.
Al respecto, Rodríguez enfatiza que “es crucial consultar a un médico al primer signo de los síntomas. La otitis externa puede parecer una afección menor, pero si no se corrige correctamente, puede provocar complicaciones serias, como la pérdida permanente de audición”.
La prevención es la mejor herramienta para evitar esta infección, por lo que durante el verano es fundamental mantener los oídos secos.
“Después de nadar es importante limpiar y secar bien el conducto auditivo para eliminar cualquier traza de agua que pueda quedar atrapada. El uso de tapones para nadar es una opción recomendable, concretamente para quienes pasan mucho tiempo en el agua”, agrega el experto de la UBO.
Finalmente, Rodríguez también recomienda ser cuidadoso con las piscinas, ya que el agua puede estar contaminada si no se mantiene un nivel correcto de higiene y desinfección. “Evitar nadar en lugares donde el agua no esté limpia y tomar medidas preventivas como el uso de tapones para oídos, son pasos sencillos pero muy efectivos, para mantener la salud auditiva durante los meses más cálidos”, afirma el especialista de la casa de estudios.
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