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Hola, mis viajeros del bienestar. Ya estamos en plena mitad del verano, y las vacaciones suenan como la melodía más dulce del momento. Recuerdo mi adolescencia, cuando tomar sol era casi un deporte olímpico.
¿Protección solar? Solo si querías evitar quedar roja como un camarón y despellejarte. Más de alguna vez, terminé con quemaduras de esas que ahora un dermatólogo llamaría “serias,” creyendo que el bronceado dorado era cuestión de paciencia.
¿Y la capa de ozono? Bueno, en ese entonces era más un concepto que una preocupación. Hoy sabemos que, mientras buscábamos ese dorado ideal, los rayos UV estaban dejando su huella en nuestra piel.
Sin embargo, no todo son malas noticias. El sol es una fuente de energía y bienestar para el cuerpo y el alma. Solo que, como todo, requiere equilibrio.
Aquí les cuento cómo aprovecharlo al máximo de manera segura y saludable.
El sol y el ánimo
¿Has notado cómo un día soleado puede cambiar por completo tu humor? No es coincidencia.
La luz solar estimula la producción de serotonina, ese neurotransmisor que regula el buen ánimo, la concentración y la calma.
Según la Harvard Medical School, esta hormona no solo nos hace sentir bien, sino que también mejora nuestros ciclos de sueño y reduce los síntomas de depresión estacional, que es más común en invierno o en lugares con poca luz natural.
Un paseo bajo el sol puede convertirse en una forma sencilla de mejorar tu estado emocional. La clave está en encontrar el balance: disfrutarlo, pero con precaución.
El sol y la piel: vitamina D, pero con cuidado
La luz solar es nuestra principal fuente de vitamina D, una hormona esencial para la salud ósea, el sistema inmunológico y la regulación del calcio.
Según la Fundación Española de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO), basta con unos 10 a 15 minutos de exposición solar directa al día para cubrir nuestras necesidades.
Sin embargo, aquí viene el plot twist.
Los rayos UV también son responsables del envejecimiento prematuro de la piel, manchas y, en el peor de los casos, cáncer de piel. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que las horas más peligrosas para exponerse al sol son entre las 10 a.m. y las 4 p.m., cuando los rayos UV son más intensos.
Por eso, si vas a salir a disfrutar del sol, lleva siempre un protector solar con factor 30 o más, ponte sombrero y busca la sombra si planeas estar mucho tiempo al aire libre.
Luz y conexión con la naturaleza: el combo perfecto
Estar bajo la luz natural rodeado de árboles y aire fresco no es solo una experiencia relajante; es una necesidad biológica.
Estudios del Journal of Environmental Psychology demuestran que pasar tiempo en la naturaleza reduce los niveles de estrés, disminuye la presión arterial y mejora el ánimo. Un simple paseo al aire libre puede ser tan efectivo para recargar energía como una sesión de meditación.
Consejos para disfrutar del sol de forma segura. Aquí algunos tips para que el sol sea tu aliado:
- Busca la luz suave. Aprovecha el sol temprano en la mañana o al final de la tarde. No solo es más seguro, sino que también es el momento en que la luz es más agradable para el cuerpo y la mente.
- Protege tu piel. Usa protector solar a diario, incluso en días nublados. Es la mejor inversión a largo plazo para la salud de tu piel.
- Luz en casa. Deja que el sol ilumine tus espacios. Abre las cortinas y usa espejos o colores claros para potenciar la luz natural.
El sol, si lo respetamos, puede ser nuestro mejor aliado para sentirnos más vivos, saludables y conectados con el mundo que nos rodea. Así que, mañana cuando salga a caminar, lo haré con protector solar en mano, sombrero en cabeza y una sonrisa en el rostro. ¿Y tú?
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