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Cada año voy al ginecólogo y esa camilla del diablo te comienza a llamar desde que llegas y como no hay plazo que no se cumpla te ves muy tirada ahí con las piernas abiertas. Y el doctor que te dice, “vas a sentir un poquito helado” y así es. Pero si no fuera por ese instrumento las mujeres no podríamos hacernos el PAP, que salva vidas.
Así que por más que a uno no le guste esta cita, hay que hacerla, ya que cáncer cérvico-uterino es el cuarto tipo de cáncer más común en mujeres a nivel mundial y, en Chile, representa una de las principales causas de muerte oncológica en la población femenina. A pesar de ser prevenible mediante exámenes periódicos y la vacuna contra el VPH, cientos de mujeres mueren cada año. ¿Por qué sigue ocurriendo esto
Un enemigo silencioso: las cifras que preocupan en Chile y el mundo
En Chile, más de 600 mujeres mueren anualmente a causa del cáncer cérvico-uterino, según datos del Ministerio de Salud. Cada año se diagnostican cerca de 1.500 nuevos casos, y aunque las tasas han disminuido levemente en las últimas décadas, la enfermedad sigue cobrando la vida de muchas chilenas.
A nivel mundial, la situación es aún más alarmante: cerca de 600.000 mujeres son diagnosticadas anualmente, y alrededor de 350.000 fallecen a causa de esta enfermedad. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido que, si no se refuerzan las estrategias de prevención, el número de muertes podría aumentar significativamente en las próximas décadas.
¿Qué es el cáncer cérvico-uterino?
Este tipo de cáncer se desarrolla en el cuello del útero, la parte inferior del útero que conecta con la vagina. En la mayoría de los casos, comienza con cambios en las células cervicales que pueden tardar años en convertirse en cáncer. Si se detectan a tiempo, estas alteraciones pueden tratarse y prevenir la enfermedad.
Los factores de riesgo: más allá del VPH
El principal factor de riesgo del cáncer cérvico-uterino es la infección persistente por el Virus del Papiloma Humano (VPH), presente en más del 90% de los casos. Sin embargo, existen otros factores que pueden aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad:
- Inicio temprano de relaciones sexuales, lo que incrementa la exposición al VPH.
- Múltiples parejas sexuales, aumentando la posibilidad de contagio.
- Tabaquismo, ya que las toxinas del tabaco pueden dañar el ADN de las células cervicales.
- Sistema inmunológico debilitado, ya sea por VIH/SIDA o el uso prolongado de inmunosupresores.
- Falta de controles ginecológicos regulares, impidiendo la detección temprana.
Los síntomas que no debes ignorar
En sus primeras etapas, el cáncer cérvico-uterino no suele presentar síntomas, lo que lo convierte en una enfermedad silenciosa y peligrosa. A medida que avanza, pueden aparecer señales de advertencia como:
- Sangrado vaginal anormal, especialmente después de las relaciones sexuales o entre periodos menstruales.
- Flujo vaginal inusual, con mal olor o color extraño.
- Dolor pélvico persistente o durante las relaciones sexuales.
La clave está en la detección temprana
El cáncer cérvico-uterino es prevenible con controles periódicos. Las principales herramientas de detección son:
- Papanicolaou (Pap): Detecta células anormales antes de que se conviertan en cáncer. Se recomienda realizarlo cada tres años a partir de los 25 años.
- Prueba de VPH: Permite identificar la presencia de tipos de VPH de alto riesgo. Se sugiere a partir de los 30 años.
Realizarse estos exámenes regularmente puede marcar la diferencia entre un diagnóstico temprano con altas probabilidades de curación y una enfermedad avanzada con un pronóstico más difícil.
La importancia de las visitas ginecológicas
A pesar de que la prevención es clave, muchas mujeres postergan sus visitas al ginecólogo por miedo, desconocimiento o falta de tiempo. Es fundamental acudir anualmente para realizar chequeos preventivos y consultar de inmediato si se presentan síntomas como sangrado anormal o dolor pélvico.
VPH y cáncer cérvico-uterino: una relación directa
El Virus del Papiloma Humano es una de las infecciones de transmisión sexual más comunes. Si bien la mayoría de las infecciones desaparecen solas, algunas cepas pueden causar lesiones precancerosas que, con el tiempo, pueden derivar en cáncer.
La vacuna contra el VPH: ¿Quiénes deben recibirla?
La vacuna contra el VPH ha demostrado ser altamente efectiva para prevenir infecciones por las cepas más peligrosas del virus. La OMS recomienda su aplicación en:
- Niñas y niños entre 9 y 14 años, antes de que inicien su vida sexual.
- Adolescentes y adultos jóvenes hasta los 26 años, si no fueron vacunados previamente.
En Chile, la vacuna es parte del Programa Nacional de Inmunización y se administra gratuitamente a niñas y niños en edad escolar. Sin embargo, persisten mitos y desinformación que han llevado a que algunos padres rechacen su aplicación, poniendo en riesgo la salud de sus hijos.
Campañas de concienciación: el rol de figuras públicas
La reconocida cantante mexicana Yuri ha compartido abiertamente su experiencia personal con el Virus del Papiloma Humano (VPH), utilizando su plataforma para concienciar sobre la importancia de la salud sexual y la prevención de enfermedades de transmisión sexual.
Durante su juventud, Yuri llevó un estilo de vida caracterizado por excesos y relaciones sexuales sin protección. Esta conducta la llevó a contraer el VPH, lo que derivó en un papiloma cervicouterino que casi evolucionó a cáncer. En entrevistas, ha reconocido que su vida descontrolada y la falta de precauciones en sus encuentros íntimos fueron las causas principales de este diagnóstico.
La cantante ha enfatizado que, a pesar de no haber desarrollado una adicción al sexo, su comportamiento la llevó a situaciones de riesgo. Ha reflexionado sobre cómo su vida desenfrenada tuvo consecuencias significativas en su salud, incluyendo el diagnóstico de VPH y el riesgo de desarrollar cáncer cervicouterino.
A través de su testimonio, Yuri busca generar conciencia sobre la importancia de la prevención, el uso de métodos anticonceptivos y la realización de chequeos médicos regulares. Su historia sirve como un recordatorio de las consecuencias que pueden derivarse de prácticas sexuales sin protección y la relevancia de la educación sexual para evitar situaciones similares.
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